“La verdad es que ha ido muy bien. Cuando llegué la Happy ya estaba acabada, por lo que nos dedicamos a arreglar una habitación de la casa de voluntarios para crear un Day Care Centre. Una vez acabado, lo abrimos y cuidamos y enseñamos inglés a niños que todavía no están escolarizados. Por la tarde ayudábamos a los niños de la Happy Home con los deberes y a jugar con ellos.
Ha sido una muy buena oportunidad para conocer a fondo la cultura y compartir momentos inolvidables con todos los niños. Aunque al principio todo parece diferente e incluso las condiciones de vida pueden ser duras, el poder ayudar y disfrutar con los niños y estar en un paraje tan bonito hace que al segundo día ya estés como en casa.
Aunque vayas allí a ayudar también se aprende mucho de su manera de vivir y sentir, así que es una experiencia muy positiva que recomiendo a cualquier persona.”