«Los casi tres meses de voluntariado en el orfanato de que dirige Didi en Jaipur han sido una de las experiencias más bonitas e importantes de mi vida (no se trata de palabras convencionales ni de una afirmación exagerada).
Aunque conocía muy poco del funcionamiento del centro y las labores que yo desempeñaría allí antes de ir, en todo el proceso previo de preparación del viaje me sentí siempre muy segura gracias al apoyo de Naimeya, que me respaldó también con recomendaciones y consejos generales sobre la India, recomendaciones de compra de vuelos, contratación de seguro médico… Ahora, una vez vivido todo, puedo decir que fue un afortunado azar haber organizado este viaje a través de una plataforma de voluntariado consciente y transparente como esta: solo a través de ella he podido contactar con el maravilloso proyecto de Didi en Jaipur, el cual me habría sido prácticamente imposible conocer sin su mediación.
Esta pequeña casa de acogida, que actualmente da cobertura a unas cuarenta niñas de entre 7 y 18 años, es un proyecto real, verdadero y valiente, que elude toda la burocracia y el fondo lucrativo de tantas otras ofertas de voluntariado. No se trata de un proyecto creado para cubrir una necesidad del voluntario (campamentos, vacaciones solidarias…), el voluntario es huésped en un hogar real, al que se recibe con la mayor hospitalidad del mundo (algo tan propio, por otro lado, en la cultura india), y que convive como un miembro más de la familia con ellas.
Evidentemente, a mi llegada hablé con Didi sobre lo que se esperaba de mí y acordamos unas tareas específicas como punto de partida, totalmente flexibles. Por mis aptitudes, yo me encargué sobre todo de las niñas más pequeñas, aunque el hecho de vivir tres meses en una casa supuso que me relacionase y conviviese con todas. Por las tardes era profesora de un grupo de 4 niñas que cursaban el equivalente a 1º-2º de primaria: hacía los deberes con ellas, les ayudaba a preparar los distintos exámenes (matemáticas, informática, ciencias naturales y sociales…) y les enseñaba específicamente inglés. Didi da una enorme importancia a la educación y enseña a sus pupilas que es esta su verdadera vía de liberación y autonomía para el día de mañana.
Aparte de las clases por la tarde, la otra tarea específica que yo desarrollé fue la de tutorizar a un grupo de 5 niñas pequeñas y afianzarles hábitos de higiene. Aparte de estas tareas diarias, el voluntario puede colaborar aquí como desee y cuando desee. En mi caso, yo también ayudaba de vez en cuando en la preparación de la comida, cortando o acondicionando verduras, en la limpieza de las zonas comunes…
He aprendido mucho de Didi y de estas niñas. Me encantaba su facilidad para inventar juegos y sus habilidades para los trabajos manuales, así como para hacer peinados. Hacíamos tarjetas de felicitación para cada cumpleaños, hacíamos muñecas recortables, les encantaba dibujar.
Solo tengo palabras de gratitud y amor para Didi y mis niñas. La casa, en un barrio humilde al sur de la ciudad, es grande y limpia, tres pisos coronados por una luminosa azotea desde la que asomarse al bullicio de la ciudad. Como voluntaria tenía una habitación para mí sola (compartida en caso de que vengan más voluntarias), y un baño también para mí, con agua caliente siempre, al que se accede a través de una galería compartida. Desde el primer día fui acogida con la más sincera hospitalidad y el cariño más sincero. Siempre estuvieron pendientes de que yo estuviese cómoda, me hacían comida especial sin chili y Didi siempre se mostraba solícita a ayudarme en cualquier trámite.
Creo que hacer este voluntariado ha sido la mejor decisión que he tomado hasta ahora en mi vida: sabía que el mundo podía ser algo más que la espiral tóxica de trabajo para acumular dinero y pagar una hipoteca a la que a veces se nos obliga; estoy infinitamente agradecida a Didi y a las niñas por haberme dado la oportunidad de confirmar este pensamiento aquí, así como a Naimeya, que me hizo llamar a la puerta correcta, entre tantas falsas. Ojalá pueda volver pronto. He aprendido tanto de Didi y de las niñas… he recibido tanto, sin por qué, sin esperar nada a cambio. Estoy infinitamente agradecida por haber podido vivir estos casi tres meses a su lado, como una didi más.»